viernes, 19 de octubre de 2012

La estructura de la experiencia religiosa

Sergio Fuster

Podríamos decir que la experiencia religiosa no es proveniente ni del sujeto ni del objeto, es inobjetivable. Pero como toda vivencia humana tiende a ser comunicada, socializada, por lo tanto se expresa en una forma de lenguaje que tiene su propia morfología. El estudio de la articulación de este lenguaje va a permitir desestructurar dicha experiencia de tal manera que sea legible para el campo del análisis, que es en este caso de tipo fenomenológico.
La vivencia humana con relación a lo numinoso, es disparada cuando “lo otro” irrumpe en su vida y hace una incisión en sus fundamentos ontológicos, creando de este modo, una experiencia que se vive en el fondo entitativo pero que pertenece a otro orden de realidad.  La misma se experimenta en el ser en cuanto ser (Dasein como diría Heidegger) y luego es proyectiva (más allá de) por su misma naturaleza, es el religare que ya había notado Zubiri. Es decir, primero se intuye interiormente, este será el campo de estudio de la psicología, luego se “muestra” o produce un fenómeno, o sea una manifestación externa  inserta en el tiempo y en el espacio, este será el objeto de estudio de la historia y de la sociología como ciencias positivas y de la fenomenología como método.