Prof. Dra. Patricia Arca Mena
y Lic. Gustavo Masutti Llach
Misterio, maravilla, desafío. El cerebro humano es apenas un amasijo de células que puede ser sostenido en la palma de la mano. Pero que desde su modestia, tiene la desfachatez de querer abarcar la inmensidad del espacio infinito, de tratar de desentrañar la complejidad de lo que lo rodea y de cuestionar hasta el sentido de su propia existencia.
Las neurociencias se ocupan de él, tratan de entenderlo y
explicarlo. Porque al hacerlo, se interpreta la realidad de otra manera. Esa
que vemos, tocamos, olemos o recordamos, pero que no es más que la
decodificación que el cerebro hace de estímulos que le llegan desde “el
exterior”.
Como toda disciplina nueva, hasta que defina sus límites y
consiga acomodarse a una identidad, la neurociencia deberá seguir explorando
sus fines y sus fronteras. En principio, es una ciencia que investiga la
estructura, la función biológica, química, farmacología, y patología del
sistema nervioso y de cómo los diferentes elementos del sistema nervioso
interaccionan y dan origen a la conducta.
Sin embargo, encarar este tipo de estudio requiere del
auxilio de muchas disciplinas y eso la convirtió en mucho más. Hoy al cerebro y
al sistema nervioso se lo estudia desde los más variados y curiosos puntos de
vista.
Este novedoso enfoque, que permite un nuevo modo de entender
los procesos que se desarrollan en el cerebro y la conciencia, provocó una
verdadera revolución científica a finales del siglo pasado.
Con ese impulso, en las últimas dos décadas los estudios del
cerebro no dejaron de crecer y su base teórica aumenta día a día, en parte por
su tendencia al sincretismo. Hoy, bajo
el concepto de “Neurocultura” las neurociencias colaboran y reciben el aporte
de disciplinas tan dispares como el arte, la política, el deporte, la nutrición,
la informática o las ciencias cognitivas.
Como consecuencia, aparecen nuevas áreas de investigación
como la neuroantropología, el neuromarketing, la neuroeducación, la neuroética,
la neuroeconomía, neuropolítica y hasta la neurogastronomía, por nombrar
algunas, que basan parte de su éxito en lo heterogéneo de la formación de los
grupos de estudio.
Se explaya
el español Francisco Mora Teruel, doctor en Neurociencias por la Universidad de
Oxford: “Neurocultura es un proceso en el que, a la luz de los conocimientos
que aportan las Ciencias del Cerebro, se producirá una reevaluación de las
Humanidades. Es un puente a través del cual se van a unir, definitivamente, esos
dos grandes cuerpos del saber, las Humanidades y las Ciencias. Es un proceso en
el que se reevaluarán la Filosofía, la Ética, la Sociología y el Derecho, la
Economía y el Arte y, desde luego, también la Religión. Y todo ello nos
llevará a ajustar nuestra concepción del mundo, porque hoy comenzamos a
entender que nuestro cerebro es a su vez creador y espejo de cuanto sucede y
que todo pensamiento y conducta humana residen en su funcionamiento y los
códigos que lo sustentan. En realidad el cerebro es ese último rincón donde se
mece y crea cada ser humano”.
Prof. Dra. Patricia Arca Mena
Lic. Gustavo Masutti Llach
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